El cuerpo etérico, llamado también el cuerpo vital, formado por los cuatro éteres. En la Biblia, se le llama "cuenco de oro" (Eclesiastés, 12:6). El cuerpo etérico tiene las siguientes funciones: a pesar de ser de naturaleza sutil, es la base sobre la que se apoya cada una de las partes del cuerpo físico denso; vivifica o tonifica las células; es un centro de distribución para todas las fuerzas que proceden de las dimensiones superiores y que están destinadas a la dimensión física, las que son transmitidas a través de los nervios, del sistema endocrino y del sistema sanguíneo; es el transmisor y receptor de los impulsos telepáticos de naturaleza intuitiva, mental o emocional; y proporciona el canal para que la conciencia activa capte los mundos más sutiles.
Leer libro El Doble Etérico
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